Las Peñas que conforman el Parque Natural de Urkiola constituyen un área de gran valor natural y paisajístico que encierra importantes recursos culturales, históricos y arqueológicos; forjadores a lo largo del tiempo de un rico folclore basado en una extensa tradición oral, mitos, leyendas y cuentos.
Con la excepción del área del Santuario, no existe ningún núcleo habitado en Urkiola, salvo la presencia de caseríos aislados, dispersos por las zonas más bajas del Parque. El caserío o “baserri” representa la existencia de una familia o varias, propietarios de una extensión de tamaño normalmente reducida, que con sus propias manos labran y cultivan, y junto al que deben habitar necesariamente.
El interior del caserío consta de planta baja y uno o dos pisos. En la planta baja estaba el establo, en la alta se sitúa la vivienda y en la superior el granero.
El despoblamiento y la naturaleza del entorno provocaron la existencia de mitos y leyendas, siendo la de Mari la más conocida de la zona y todo el País Vasco. Mari es la personificación de la tierra y la reina de todos los genios. Tiene dos hijos, Atarrabi y Mikelatz, dos genios siempre enfrentados que representan el bien y el mal respectivamente. Mari vive en las cavernas de las montañas que rodean Urkiola, aunque su cueva preferida es “Mariyenkobia” situada en la pared vertical del Anboto.
La cristianización de la zona se realizó de forma pausada. La primera ermita de Urkiola podría datarse en los siglos VIII ó IX. Con el tiempo Urkiola como lugar estratégico y de paso fue cobrando importancia, se erigieron iglesias más amplias y un hospital para hacer frente a las necesidades de peregrinos que se destruyó en un incendio.
El Santuario actual se inició a finales del siglo XIX, es una obra neo-romántica que quedó sin concluir. La anterior iglesia se derribó aunque dejando la torre construida en 1870 que aún permanece en pie.
Paralela a la construcción del Santuario es la aparición de ermitas y zonas para albergar a visitantes y peregrinos en las romerías. Las fiestas más importantes son el 17 de enero, festividad de San Antonio Abad, y el 13 de junio, San Antonio de Padua.
De las ermitas construidas deben resaltarse la del Santo Cristo, dedicada a la Vera Cruz y la de Santa Apolonia o Santutxu, ambas muy próximas al Santuario y unidas por una calzada restaurada recientemente.
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